"Un ser humano no significa nada. He visto solo gente débil y
comparo a los humanos con granos de arena: hay tantos que no significan nada".
Anatoli Onoprienko.
Cristian Fernandez.
Una tarde, Biannela Marie salió de su
casa y dejó a Cristian, el mayor de sus hijos, a cargo del cuidado de sus
hermanos. Cuando regresó por la noche, se encontró al más pequeño, de dos años,
inconsciente sangrando por la nariz y los oídos. Cristian le dijo que se había
“caído de la cama”. Biannela le limpió y lo volvió a acostar. Entonces se puso
a navegar por internet buscando información sobre famosos y descargando música.
Sólo dos horas después de volver a casa, y tras comprobar que
su bebé no reaccionaba, buscó también en internet los síntomas que presenta una
persona “con un golpe en la cabeza”, según reflejan los documentos de la
investigación policial. En ese momento, asustada, avisó a emergencias.
Susana reveló además que dos semanas antes, jugando a la
lucha, Cristian le había roto una pierna al niño. El forense dijo que David
pudo sobrevivir si lo hubieran llevado antes a un hospital y por eso ella fue
acusada de homicidio agravado, se declaró culpable y podría pasar hasta 30 años
en prisión.
Mientras, Cristian fue acusado de asesinato en primer grado.
A esto se agregó otra acusación, cuando su medio hermano de cinco año le dijo a
un psiquiatra que Fernández abusó sexualmente de él.
"Los asesinos de Liverpool". Jon Venables y Robert Thompson.
Los dos jóvenes tenían diez años cuando cometieron el
crimen.
Una mañana ambos faltaron a la
escuela y fueron a un centro comercial. James Bulger
estaba jugando frente a la carnicería, donde había entrado su madre.
Cuando Thompson y Venables le tendieron la mano el niño, curioso y de
naturaleza jovial, no lo pensó dos veces. La madre lanzó la alarma de
inmediato, pero ya era tarde: James se había alejado con sus asesinos por una
salida secundaria, como mostraron luego las cámaras de un circuito cerrado de
televisión. Fue el comienzo de una larga agonía. Cuando llegaron a unas vías de tren, Thompson y Venables no mostraron piedad alguna.
Primero le arrojaron ladrillos encima al pequeño, luego lo
golpearon repetidas veces con una barra de metal. Thompson le dio una patada
tan fuerte en la cara que le dejó la huella marcada en la piel. Finalmente le
quitaron los pantalones y los pañales y lo torturaron con baterías eléctricas.
El cadáver del niño fue hallado tras cuatro días
búsqueda nacional: un tren lo había cortado en dos.
Thompson y Venables, que fueron juzgados como adultos por
decisión expresa del gobierno y condenados a cadena perpetua, serán vigilados el resto de sus vidas, y si alguna vez cometen otro delito serán enviados
nuevamente a prisión.